Addenda: Columna de Julio Petrarca, Ombudsman del diario Perfil, criticando la nota con argumentos que compartimos (29/9/2009)
Lic. Guillermo Moreno, "calzado". Por Pablo Tames |
El artículo (una "investigación exclusiva") lleva la firma de Patricia Valli y sostiene que "aduaneros, importadores y empresarios revelaron que les exigen hasta $ 50 mil para dejar entrar mercadería". Promete además develar "dónde y cómo opera el entorno del funcionario clave de la Presidenta".
En la edición impresa se explica que "el dato inicial de que desde la Secretaría de Comercio Interior ataban la aprobación de importaciones a pedidos de aportes para la campaña dio paso a una serie de reuniones con despachantes de aduana, empresarios que importan y exportan y titulares de cámaras para verificar la información. Las entrevistas fueron tanto con empresarios "alineados" con el modelo como con otros críticos. Y fueron pocos los que arriesgaron un comentario con nombre y apellido. Las fuentes están involucradas en el día a día del comercio y dependen de la aprobación -arbitraria, como la definen- de la Secretaría de Comercio para seguir operando. Pero, a pesar de la preeminencia del off the record en las respuestas, todas coincidieron en ratificar los pedidos, los montos y los modos. Por eso se decidió su publicación, luego de semanas de investigación."
Comprendo que se haya preservado la identidad de los informantes, ya que importadores, exportadores y despachantes necesitamos continuar trabajando y tratando con funcionarios y empleados del área sospechada. Pero lo llamativo es que ninguna de estas fuentes haya indicado el nombre de alguno de los facilitadores/recaudadores. Entiendo que eso sí hubiera sido una verdadera primicia.
En mi humilde opinión, esta omisión le quita buena parte del sustento al resto de la nota, que desde el título apunta a vincular a Guillermo Moreno con el pedido de fondos a cambio de destrabar importaciones.
Si se afirma que Guillermo Moreno (o allegados) exigen el respaldo de empresarios al partido gobernante a cambio de no complicarles su actividad, en verdad no se está "destapando ninguna olla". Vivimos bombardeados por noticias y anécdotas que dan cuenta de la
Por otro lado lado, la existencia de "gestores" o "facilitadores" debe ser uno de los oficios más antiguos, y no hace llevar a cabo ninguna investigación especial profunda para detectarlos. Cualquier persona que se desempeñe en el ámbito "comex" ha oído hablar de intermediarios que gestionaban exitosamente Licencias No Automáticas de Importación (cuyo trámite demoraba habitual al menos seis meses), a cambio de jugosas sumas de dinero.
Creo, sin embargo, que la mayoría de estos sujetos intentan vender sus "NUEVE REINAS de la República de Weimar" pero a la postre carecen de los recursos, contactos o respaldo necesario para destrabar la importación.
Ciertamente, también están "los otros", aquellos que sí tienen las herramientas para interceder en la liberación del obstáculo, y que forman parte integrante del sistema o bien son tolerados por el mismo.
En cuanto a los supuestos pedidos "para la campaña", en el fondo da lo mismo si van a parar a las arcas de un partido político, para el bolsillo del Ministro, del Secretario, o del perejil que negocia el trato.
Es absolutamente censurable que un empleado o funcionario público exija un determinado comportamiento del administrado (exportar aceite de oliva, suscribir un acuerdo de compensación, adquirir CEDINes, aportar para la campaña y un largo etcétera) sin que exista alguna norma jurídica que lo habilite a hacerlo. Parece mentira que nos hayamos acostumbrado a naturalizar esta clara transgresión al Estado de Derecho.
Allí donde el Estado obstaculiza y administra derechos y licencias en forma arbitraria y discrecional, allí florecen estos personajes, tanto como las hienas se pasean excitadas junto a la carroña pestilente .
Sin más preámbulos, va el artículo. Que cada uno saque sus propias conclusiones.
En tiempos de dólares escasos, la variable de ajuste que es la importación se convirtió en un recurso para medir el alineamiento de los empresarios con el modelo. Así, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, ahora también recauda para la campaña electoral.
Media docena de despachantes de Aduana, empresarios, importadores y altos representantes de cámaras sectoriales aseguraron a PERFIL que en el entorno de Moreno les reclaman montos que varían entre los $ 30 mil y $ 50 mil para dar el visto bueno a las declaraciones juradas de anticipadas de importación (DJAI) que habilitan a ingresar mercadería del exterior. En algunos casos, “la desesperación ante la carga parada”, según relataron, llevó a los empresarios a pagar “hasta el 50% de su valor”.
Los pedidos de esa suerte de diezmo nunca llegan directamente del secretario, y son “para la corona”. A la exigencia de apoyar medidas económicas, como pedir que suscriban el Certificado de Depósito para la Inversión o el bono energético Baade, nacidos del blanqueo, ahora se suma la invitación a sumar “un aporte para la campaña”, según confirmó una fuente cercana a la Secretaría de Comercio Interior.
En los primeros siete meses, tan sólo las importaciones de energía demandaron US$ 7.500 millones. El Gobierno entonces cortó la importación de los demás sectores, pero las empresas encontraron caminos alternativos. En el sector del comercio exterior circulan algunos números de teléfono, que van cambiando, con gestores que prometen agilizar las DJAI.
Las reuniones con los gestores se concretan en cafés de la zona del centro, allí se entrega la información sobre el embarque y se pacta el precio. Una vez aprobada la DJAI, vuelven a encontrarse para hacer el pago, en efectivo y en dólares, y, en los casos en que se acepten pesos, a un tipo de cambio que hasta supera el blue, según relataron distintos despachantes, cuyos testimonios coinciden.
No todos los supuestos gestores que circulan en el mundillo comercial tienen los contactos como para garantizar la aprobación. “En algunos casos, se tiran el lance, prometen destrabar y, si sale, captan el cliente”, relató un operador que acompañó a un empresario a uno de estos cafés, pero no quedó convencido. “Pero hay despachantes a los que les salen todas las DJAI”, aseguraron.
En el Centro de Despachantes de Aduana dijeron desconocer la situación. En otro caso, un empresario aseguró a PERFIL que le pidieron el 50% del valor de la mercadería importada para garantizar la DJAI. Pero en este caso, le sugirieron que lo aportara a engrosar los –hasta ahora magros– resultados del blanqueo de capitales.
Pero ahora exigen más. “Piden aportes para la campaña, de alrededor de $ 30 mil”, explicó una fuente cercana a los operadores de Moreno.
El universo de las DJAI es enorme. El año pasado, en el mejor momento de agilidad de los permisos, durante el segundo semestre, ingresaban 2 mil por día, recuerda el presidente de la Cámara de Importadores (CIRA), Diego Pérez Santisteban. “Ahora podría estar en 5 mil”, una cifra que, de todas formas, da cuenta del cuello de botella al que se enfrenta la Secretaría de Comercio, donde su titular reconoce tener sólo “veinte operadores de confianza”. Pérez Santiesteban agrega: “No hay criterios claros para aprobar las DJAI”.
Dudas.
“Si sabés por dónde entrarle a Moreno, avisame”, dijo, en cambio, otro empresario. La imagen de “honestidad” que hasta sus ex colaboradores le atribuyen empieza a quedar comprometida por su entorno. “Nunca lo vi a Moreno cometer algún hecho de corrupción y nunca ningún empresario en todos estos años me hizo mención a ello. Esa virtud de la honestidad, que es invalorable, la compromete con un sistema plagado de burocracia y regulaciones, y con funcionarios no demasiado capacitados –para ser moderados– para su función. Entonces la honestidad y la increíble cantidad de horas de trabajo se diluyen en gran medida en la consideración pública y privada, por el sistema y por los funcionarios”, aseguró un ex morenista, el matancero Miguel Saredi, que hoy milita en las filas de Sergio Massa.
Entre esos asesores está el grupo conocido como “los doce apóstoles”, los incondicionales de Moreno que se desempeñan tanto en la Secretaría como en el Mercado Central, el Indec y su unidad básica, Pueblo Peronista (ver aparte). “No hay normas que determinen cuáles son los criterios para las DJAI. Muchos de nosotros recomendamos a los importadores que no traigan la mercadería hasta tanto estén aprobadas, por los costos elevados de depósito”, explicó por su parte la despachante Paula De Conto, que denunció a Moreno por maltrato.
LAS CLAVES.
CITA EN EL BAR. Para lograr que las DJAI sean aprobadas, empresarios y despachantes tienen que comunicarse por teléfono con contactos que piden el 20% del valor de la mercadería del container que en promedio es de US$ 60 mil. “El procedimiento consiste en citarse en un bar, se acuerda la operación y luego, cuando la DJAI es aprobada, se vuelven a reunir y pagan en dólares en efectivo”, reveló un despachante de Aduana.
“ESTAN PIDIENDO GUITA”. “Están pidiendo guita en la Secretaría”, comentó un despachante sobre el caso de un cliente de Mar del Plata a quien en el área a cargo de Moreno le dieron “un contacto” para agilizar el trámite de la DJAI. Por una carga de U$S 60 mil le pidieron $ 50 mil. El empresario se negó a pagar esa cantidad y terminó abonando un monto aproximado por el depósito de la mercadería hasta completar los trámites por la vía habitual.
EL 50% DE LA CARGA. Los valores de los aportes difieren. Los sugerencias para la campaña giran en un promedio de $ 30 mil, aunque algunos empresarios reconocen que llegaron a pedirles hasta el 50% del valor sobre el barco de la carga, según la “desesperación” que se note en el empresario, según relató un exportador que también importa. Y pese a que su balanza es favorable, no siempre logra que se aprueben “automáticamente” las DJAI.
APORTES PARA EL FPV. Moreno arengó en público, en reuniones sectoriales, a varios empresarios a sumar sus aportes al Fondo Solidario de Emergencia Climática –el fondo para los inundados de La Plata que todavía no se utilizó–, y a la suscripción de los títulos vinculados al blanqueo de capitales, el Cedin y Baade. Ahora también recomienda hacer aportes para la campaña del Frente para la Victoria, según reconoció un allegado a su entorno.
MONTOS CASO POR CASO. Las fuentes coinciden en que Moreno, más allá de las arengas públicas, no hace pedidos personales. Y los montos se fijan después, uno a uno, según los casos. En una reunión de la mesa del petróleo dijo tener veinte operadores de confianza. No obstante, su ex colaborador, Miguel Saredi, hoy en el massismo, sembró la duda sobre la competencia y la honestidad del entorno del supersecretario.
OPORTUNISTAS. “Hay despachantes a los que se les aprueban todas las DJAI”, comenta con algo de envidia y bastante de suspicacia el despachante de un importante estudio. No obstante, sobre la existencia de los teléfonos de contacto, pone un manto de duda. “Acompañé a un cliente a una de esas reuniones y no nos quedamos con la certeza de que se fuera a liberar la DJAI. También hay muchos oportunistas que prueban y, si sale la DJAI, ganan un cliente”, explicó.