El 30 de junio pasado tuvo lugar la conferencia Conferencia “Políticas Comex en la Argentina que viene”, con motivo de la III Semana Comex en la ciudad de Santa Fe.
La intención de los organizadores del evento fue armar una mesa de debate donde referentes del sector "comex" pudieran expresar su parecer sobre qué medidas pueden o deben implementarse a partir del 10 de diciembre, momento en donde tome las riendas un nuevo presidente luego de 12 años de gobierno del matrimonio Kirchner.
El moderador de la conferencia fue Emiliano Galli, editor del suplemento de Comercio Exterior y Logística de La Nación, quien publicó el artículo que transcribimos a continuación (
aquí el texto original):
LAS POLÍTICAS QUE SE VIENEN
por Emiliano Galli
(La Nación, Suplemento Comercio Exterior y Logística, 7/7/2015)
SANTA FE (De un enviado especial).- ¿Debe el comercio exterior ocupar un lugar en un futuro gabinete? ¿Por qué? ¿Qué tipo de políticas públicas necesita el comercio exterior de la Argentina que viene? Estos y otros interrogantes fueron parte del panel de cierre de la 3a Semana Comex, que tuvo lugar la semana última en esta ciudad, organizada por la Municipalidad de Santa Fe, la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe, el Ministerio de la Producción provincial y la Cámara Argentina de Comercio (CAC), en el que participaron Aldo Pignanelli, ex presidente del Banco Central; Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo 21; Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI-Desarrollo de Negocios Internacionales, y Carlos Restaino, presidente de la Comisión de Integración y Mercosur. "Es fundamental que la Argentina termine de integrarse al mundo", abrió Pignanelli, economista del Frente Renovador, tras agregar que las embajadas "deben ser gerentes de venta del país".
Ponce agregó que "pensar al comercio exterior como una política de Estado no es imposible de lograr: el mundo está cada vez más integrado y se nota nuestra falta de protagonismo", indicó, y puntualizó que la Argentina participa en apenas el 0,43% del comercio exterior global. "Los números no dicen que estemos haciendo las cosas bien".
"La integración es la llave para el desarrollo y los bloques (comerciales) son las respuesta a un mejor desarrollo y una mejor calidad de vida", apuntó Restaino, al tiempo que Elizondo manifestó: "El comercio exterior representó el año pasado un altísimo porcentaje del PBI: el 30%. El comercio exterior es lo que hace ricos a los países ricos. Genera inversiones, empleo y una mejora cualitativa de la producción porque la expone a la competencia internacional. El comercio exterior tiene una relevancia mayor de la que creemos", dijo.
Los panelistas reflexionaron entonces por cada vector de competitividad que es preciso recuperar de cara a la Argentina que viene.
Consultado sobre la política cambiaria, el cepo y el valor del dólar, Pignanelli reclamó atender cuatro fundamentos: "Necesitamos equilibrio fiscal porque gastamos más de lo que se recauda incluso con una presión tributaria insólita e histórica; debemos recuperar el superávit comercial, que pasó de los US$ 12.000 millones registrados entre 2002 y 2010 a los US$ 5000 millones actuales; lograr un dólar competitivo, de equilibrio entre los 9 y los 13,40 pesos (oficial y blue, respectivamente) porque eso permite recuperar el superávit comercial y atraer inversiones; y una política monetaria controlada: hoy se emiten sin control 20.000 millones de pesos por semana, por lo que sobran pesos y faltan dólares; por último, se debe levantar el cepo cambiario porque esto le impide al país desarrollarse", indicó.
A propósito del dólar, cuya administración es responsable de la imposición de las DJAI a las importaciones, Ponce sostuvo que es necesario "levantar las DJAI" y "adecuar rápidamente al país a los sistemas reconocidos por la Organización Mundial del Comercio". No obstante, advirtió: "El comercio administrado llegó para quedarse. El tema es hacerlo más prolijo, dejarlo por escrito para que sea previsible y menos arbitrario".
"Hay que volver a poner en el centro de la escena a la Secretaría de Comercio porque la toma de decisiones hoy pasa por el Banco Central: se consiguen las DJAI, pero el Central no siempre autoriza los dólares", añadió.
¿Pueden recuperarse los dólares que faltan aumentando las exportaciones? Dijo Elizondo: "Vamos a exportar este año por US$ 60.000 millones, y en 2014 vendimos por US$ 84.000 millones. Se puede mejorar capacidad exportadora si se pone en marcha una política de reinserción en el mundo, desactivando los conflictos comerciales que tenemos con 52 países, por un lado, y siendo ambiciosos en la facilitación de acceso a terceros mercados por el otro. Tenemos acceso con aranceles reducidos en 11 mercados fruto de las negociaciones comerciales: Chile lo tiene con 58 países; México con 50 y Colombia con 42. Además del costo argentino, hay un costo por la ineficiencia en el ingreso a los mercados", reflexionó.
Una vía de estímulo de las exportaciones, coincidieron, sería la eliminación de los derechos de exportación. "Se deben ir eliminando gradualmente", sentenció Pignanelli, tras pedir que se "retiren las retenciones a las economías regionales que están virtualmente quebradas y sin competitividad por el atraso cambiario y los altos costos de flete y energía. Estamos tirando por la borda la posibilidad de darle trabajo a 500.000 personas".
El economista también propuso eliminar las retenciones al maíz, el trigo, el algodón y la soja originadas a más de 500 kilómetros del puerto de Rosario. "Tenemos un récord histórico de 60 millones de toneladas; necesitamos sacarle el freno a la producción porque la Argentina deberá abastecer una demanda en los próximos 30 años de 180 millones de toneladas de proteínas y alimentos", destacó, tras subrayar: "Debemos quitarle el freno a la inversión con mejores políticas tributarias y una mejor logística".
En este contexto, ¿cómo funciona la Aduana? ¿Un socio que facilita el comercio o un organismo de control y recaudación?
Restaino recordó que las DJAI "nacieron a partir del proyecto de la Aduana de ventanilla única; se decía que los trámites se cumplirían en 48 horas, y también se hablaba de la Aduana sin papeles. Pero la resolución 3255 (que instrumentó las DJAI) se desvirtuó y la Aduana hoy sigue sorprendiendo, por ejemplo, con la instrucción 3/15 que obliga al presidente de una empresa importadora a presenciarla verificación de la mercadería y a realizar el seguimiento al destino final. Se avanzó en sistemas, pero no en facilitación", sostuvo.
FINANCIAMIENTO
Otra limitante clave de la competitividad de las pymes argentinas es el acceso al financiamiento. "Pagamos un costo muy alto por el capital", dijo Pignanelli, al explicar que las tasas que paga la Argentina al endeudarse es el doble de lo que pagan Bolivia, Paraguay, Brasil o México, "que sacó un bono a 100 años a una tasa del 3%".
"Hoy la Argentina es inviable -continuó- y necesita recuperar la confianza para que te vuelvan a prestar", explicó Pignanelli, y fue más allá al reclamar "democratizar el acceso al crédito, con políticas públicas de defensa a las pymes, las economías regionales, el comercio y los servicios, porque acá todo se hace para defender a los grandes".
"Yo me contentaría con que siguiéramos algo de lo que hace el Bndes (el banco de desarrollo brasileño", acotó Ponce, a lo que Pignanelli le respondió: "El Bndes es una copia fiel de lo que era el Banade, nosotros le enseñamos a ellos".
Ponce advirtió además que debido a las políticas de la última década, el comercio exterior sufrió un proceso de concentración a través del cual cada vez hay menos actores pymes operando en exportaciones e importaciones. "Desafío personalmente a Débora Giorgi (ministra de Industria) a debatir sobre las pymes en el comercio exterior", lanzó Ponce.
¿Qué rol debería tener la banca pública respecto de las pymes y el comercio exterior? Elizondo contó la experiencia mexicana para iluminar al respecto.
"El Bancomext, en México, integró el financiamiento del comercio exterior con la prestación de servicios a empresas. El banco generaba acciones de promoción, inteligencia comercial, identificación de mercados, relevaba condiciones de acceso y acompañaba a las empresas en acciones de investigación, negociación y concreción del negocio. Luego te financiaba porque había sido testigo y socio en el desarrollo", narró.
"El financiamiento, en este caso, fue un instrumento de promoción, y esto fue hace 15 años. Después nació Pro México", sintetizó.
Más cerca en el tiempo y espacio, Elizondo contó también el ejemplo del último programa de promoción de exportaciones de Brasil, basado en cuatro pilares: inteligencia comercial como servicio de los organismos públicos a las pymes -porque tienen dificultades para hacerlo por sí mismas-; asistencia técnica; apertura de mercados vinculada con negociaciones económicas (donde el Estado negocia con otros mejores condiciones de acceso), y financiamiento. El banco debe ser socio de las empresas, no evaluarlas a través de una carpeta", agregó.
Al cierre, los cuatro panelistas debieron responder si asesorarían a una empresa invertir en comercio exterior en un plazo cercano. Todos respondieron afirmativamente.
"Yo diría que sí, pero en un plazo no inferior a los tres años, independientemente de la administración que sea, porque el mundo nos va a obligar a adaptarnos", sentenció Restaino.
Elizondo también suscribió "porque la Argentina no puede ir a contramano de la región sin pagar un costo". "Si las exportaciones argentinas hubieran crecido entre 2011 y 2014 al mismo ritmo que lo hizo la región hubiéramos exportado en 2014 US$ 25.000 millones más. Tarde o temprano se va a ordenar esta desvinculación de la Argentina y la región", concluyó.
Ponce destacó el costado de las ventajas comparativas de la Argentina en su balance: "La problemática de la alimentación en los próximos 50 años indica que objetivamente se puede ser optimista".
Por último, Pignanelli bromeó: "Como dijo Keynes, en el largo plazo estamos todo muertos", se sinceró, luego de sugerir "gradualismo para salir de la actual situación y dejar que las inversiones se anticipen".
INNOVACIÓN
Innovar también puede ser una vía de recuperación de competitividad. Según Marcelo Elizondo, el camino es desarrollar atributos competitivos. "Muchas empresas desarrollaron atributos competitivos y ganaron mercados. Lo principal es tener una estrategia. Luego, desarrollar una arquitectura de vínculos, es decir, relaciones basadas en la confianza. Las multinacionales compiten sobre la base de contratos legales. Las pymes, en cambio, sucumben ante litigios legales: debe hacerse previsible e indispensable de manera que no pueda ser desplazada. Luego viene la innovación, que no es hacer mejor lo que otros hicieron, sino hacer lo que otros no hicieron", explicó. Es cierto, reconoció, que la competitividad depende de la macro, pero también del desarrollo de virtudes: "La generación de reputación, como certificar estándares, o llegar a clientes gracias a la reputación de otros clientes, son parte de la estrategia", indicó.