Fue gracias a una entrada en el blog “La ciencia maldita” de Lucas Llach que me enteré de la entrevista que realizó Ámbito Financiero al Secretario de Comercio Augusto Costa.
Uno de los pasajes más interesantes se encuentra sobre el final de la nota, en donde el funcionario califica a las DJAIs como “un instrumento de gestión de riesgo aduanero”. Agrega que “esto está contemplado dentro de lo que son las recomendaciones de la Organización Mundial de la Aduanas, que considera que los países tengan sistemas de presentación adelantada de información”.
El secretario de comercio acierta al expresar que el sistema de declaración anticipada permite conocer las necesidades de importación de las distintas ramas de la economía, estimar la salida de dólares en un determinado plazo, y planificar la sustitución de importaciones, acordando con cada sector.
Hasta ese punto nada es objetable: estamos en presencia de un régimen informativo legítimamente adoptado por el Estado, que respeta el ordenamiento jurídico nacional e internacional.
Pero la aplicación del sistema nos muestra numerosas grietas que terminan por desmoronar la fragilidad del relato, desnudando la ilegalidad y falta de transparencia del mismo.
Para no hacer demasiado extenso este comentario “preliminar” sobre el reportaje, vayan estas apreciaciones sobre algunos tópicos que menciona Costa:
a) El funcionario destaca que “la empresa busca previsibilidad y yo se la doy. Si (el pedido de importación) está dentro de esos parámetros, no va a tener problemas con las DJAI. Lo que requiere el sistema de administración de comercio es previsibilidad, tanto para la empresa como para los objetivos de política económica”.
Este fragmento vocifera sin tapujos la destrucción del sistema de prohibiciones ideado por el Código Aduanero. Ya no hay restricciones impuestas por ley, será la información volcada en una planilla de cálculo la que inducirá a una Secretaría de Estado carente de competencia en la materia a “no validar” la DJAI.
Para ahondar en la ilegalidad y perversidad del régimen, el Estado ni siquiera se expide mediante acto administrativo en donde comunique al interesado de manera circunstanciada y fundada los motivos que fundamentan la negativa.
Entiendo que la previsibilidad en la “administración del comercio” requiere del establecimiento de límites claros a la libertad de comerciar, de la adopción de soluciones razonables adoptadas con transparencia, y la existencia de un sistema recursivo que permita a los administrados defender sus intereses si los consideran afectados.
Si además existe coincidencia con la política económica que de manera contingente decida aplicar el partido que ocupe el poder en determinado momento, bienvenido sea.
b) Aunque es importante que se reduzca el número de RECLAMOS, considero que la CANTIDAD de DJAIs que se solicitan en un determinado periodo no es un dato relevante para evaluar el funcionamiento del régimen. Una DJAI representa un lote o partida de mercaderías que se desea importar, por lo que ese dato (la cantidad de solicitudes) aislado no indica nada sobre el comportamiento de las importaciones: valor de la mercadería, el país de origen o procedencia, si se trata de insumos, productos sin procesar o bienes de capital, etc.
c) Al final de la entrevista le preguntan a Costa sobre los reclamos que recibe el país en el ámbito de la OMC; el funcionario tilda a los países denunciantes de “hipócritas”.
No se entiende la fortaleza jurídica de esa respuesta. Se juzga la compatibilidad (o no) de una reglamentación argentina con normas jurídicas internacionales, y la posible hipocresía (o no) de los sujetos involucrados no parece tener relevancia en ese análisis.
Necesitamos algo más para evitar represalias y/o sanciones comerciales.
Podemos empezar por adaptar el sistema de DJAIs al Acuerdo sobre Procedimientos de Licencias de Importación.
También sería deseable que los abogados de la Procuración del Tesoro aconsejaran mejor a los funcionarios acerca del contenido de sus declaraciones. A veces jugar para la tribuna puede ser perjudicial.
Sin más preámbulos, la entrevista de Ámbito:
Desde que Augusto Costa asumió al frente de la Secretaría de Comercio se abocó a ordenar, sistematizar los innumerables pedidos de importación (llegaron a 20.000 por día). Estableció un sistema informático para canalizar las demandas y los reclamos.
Cortó con el trato personal de su antecesor, Guillermo Moreno quien se caracterizó por no dejar indicaciones por escrito. En simultáneo, se abocó a discutir con empresas y cadenas comercializadoras el diseño de los productos para Precios Cuidados, entre otros temas de su administración.
A cuatro meses de gestión, hoy se lo ve más relajado y confiado en haber "capeado el temporal". El sistema de solicitudes de importación vía internet está funcionando y de 2.000 mails de reclamos hoy las demandas de las empresas bajaron a 300. En tanto, el programa de Precios Cuidados se va perfeccionando y los actores del sector privado, luego de la primera negociación por aumentos, se sienten más confiados que no es una política a "dedo".
A continuación, las principales definiciones del reportaje concedido a Ámbito Financiero.
Periodista: Cuando asumió al frente de la Secretaria se encontró con miles de pedidos de Declaración Jurada Anticipada de Importación (DJAI) por día. ¿Esto era así y hoy a cuánto ascienden los pedidos diarios?
Augusto Costa: Cuando asumimos en la Secretaría hubo un aluvión de DJAI, casi 20 mil presentaciones por día. Fue muy complicado gestionar, pues a esto se sumó formar equipos, ver todos los temas pendientes de la Secretaría y se nos fueron acumulando las DJAI.
Nuestra primera acción fue eliminar el contacto telefónico y por mail ante las situaciones de reclamos, porque eran inmanejables. Rápidamente diseñamos un formulario web donde las empresas podían reclamar y de esa manera, redujimos de 2.000 mails por día de reclamos que llegaban a unos 800 formularios.
También exigimos que la empresa ingrese con su CUIT y clave fiscal para validar que era un representante de la empresa y no un gestor. Mientras analizábamos los pedidos, convocamos a las cámaras sectoriales para trasmitirles que les digan a sus asociados que si seguían presentando DJAI duplicadas iba a ser peor, porque entorpecía el sistema sin que hubiera más chances de que les salgan, porque nosotros estábamos analizando caso por caso.
Les trasmitimos que las emergencias iban a ser atendidas con prioridad y para ello incorporamos al formulario una solapa para las cámaras, organismos públicos, y sindicatos. El objetivo era para que si algunos de ellos detectaban que faltaba algún insumo que ponía en riesgo la producción o el abastecimiento, que nos avisen para así tratar el caso con prioridad.
Entre la informatización y el mensaje que trasmitimos logramos evitar situaciones que afectaran procesos productivos y se llegó a que hoy tengamos unos 300 reclamos de las empresas de 2000 mails que teníamos antes, y de DJAI hoy estamos en 8.000 a 9.000 por día, cifra que es más razonable y manejable.
P. ¿Considera que esta cifra de DJAI se puede reducir aún más?
A.C.: Todavía creemos que hay una duplicación, que debería bajar a unas 6.000 - una cifra razonable - y estimo que pronto llegaremos a ese nivel. Es que algunos todavía descreen que si no presentan varias, el pedido no les saldrá. Pero cada vez más están recibiendo señales de que el sistema es ágil y razonable.
P. En medios de la importación se señala que las mayores quejas por las demoras son expresadas en su mayoría por pymes. ¿Esto es así?
A.C.: La situación es totalmente a la inversa. Hoy por hoy, el mecanismo realmente mostró ser mucho más ágil para las PYMES respecto al promedio de autorizaciones. Si una PYME solicita una DJAI y, en base a su conducta importadora previa, su solicitud es razonable, se autoriza. Consideramos que, por el monto global que significa el universo de las empresas pequeñas, hay que darles un tratamiento ágil y especial. El promedio de aprobaciones es superior en las PYMES respecto de las grandes empresas.
P.: ¿Qué ocurre con las empresas medianas y grandes?
A.C.: Con las medianas y sobre todo con las grandes, la metodología que estamos aplicando no es un capricho ni una actitud arbitraria, sino que tiene que ver con la administración del comercio. Mediante las DJAI, lo que buscamos es darle consistencia al comercio exterior con la política económica - en el sentido del balance de divisas y balanza comercial -, con generar los incentivos para que se invierta en el país, para que se sustituyan importaciones, se genere empleo, producción, precios y abastecimiento. Son múltiples objetivos que me llevan a tener un balance, a decidir, por ejemplo, esto lo apruebo porque es el equilibrio que buscamos.
P.: ¿Y cómo lo resuelve?
A.C.: Como el grueso de las importaciones están en las medianas y grandes empresas, con ellas tenemos políticas sectoriales orientadas a definir pautas y evaluar qué ocurre, la dinámica de cada uno de los sectores para ver la proyección esperada de necesidades de importación, porque no hay que ser un genio para saber que si un sector crece, va a importar tres veces lo que creció en promedio.
Nos empezamos a juntar sector por sector con las cámaras, y empresa por empresa con directivos para que nos presenten sus planes de producción, de inversión, de requerimiento de divisas, de importaciones y exportaciones. Con todos esos datos lo que hacemos es acordar, acordar (repite y enfatiza) una pauta con los importadores y con dicha pauta la empresa puede tener una determinada previsibilidad para tomar sus decisiones.
Quizás querrían más, quizás no les gusta esto, pero la empresa busca previsibilidad y yo se la doy. Si está dentro de esos parámetros, no va a tener problemas con las DJAI. Lo que requiere el sistema de administración de comercio es previsibilidad, tanto para la empresa como para los objetivos de política económica.
Nosotros tenemos que tener previsibilidad respecto a todas las empresas demandantes de divisas, cuánto van a exportar para tener un flujo de entrada y salida, cuánto empleo van a generar, etcétera.
P: ¿Cómo se la piden?
A.C.: Presentando una planilla Excel con todas sus proyecciones. De esta manera, sumo todas las proyecciones de las empresas y tengo una perspectiva del año.
A las empresas les contesto que, en función de sus expectativas, la Secretaría les pueda dar la previsibilidad que, si esta dentro de esa pauta, no va a tener ningún problema para importar.
El vínculo que establecemos con las empresas es una relación profesionalizada, porque contamos con un equipo de analistas sectoriales y por empresas que permite ir analizando la dinámica de los sectores y las empresas. Y establecemos pautas que, en la medida de que se van cumpliendo, garantizan previsibilidad. Acá no hay arbitrariedades.
Claro, hay situaciones que se nos pueden escapar y es ahí que la empresa puede recurrir al formulario de reclamo y, si no obtiene respuesta, insistir a través de las cámaras sectoriales y/u organismos públicos.
P.: ¿Qué hacen con estos reclamos?
A.C.: Los leemos primero y analizamos el caso para no correr el riesgo de estar generando una situación no deseada en materia productiva. En promedio hay unos 300 reclamos y vamos resolviendo la situación de los pedidos que corresponden.
P.: ¿Se está pensando en algún nuevo sistema para la administración de las importaciones?
A.C.: No, de ninguna manera. Los criterios para administrar el comercio son los que le expliqué antes. Lo que sí hubo fue una situación especial, en el mes de enero, en un contexto que buscaba brindar certeza y previsibilidad respecto al tipo de cambio, de las reservas.
En ese momento hubo campañas, se generó una incertidumbre innecesaria y que no tiene nada que ver con las condiciones estructurales de la economía argentina. El gobierno apostó al dialogo y convocó a los 50 ó 60 principales importadores para que, dentro de las posibilidades de cada uno, pospongan la salida efectiva de divisas, sea postergando sus importaciones o posponiendo los plazos de financiamiento, porque esto iba a contribuir a las necesidades coyunturales de la política económica.
Se les explicó que reducir la presión sobre el mercado de cambio en el primer trimestre del año, iba a contribuir al proceso que necesitaba la economía en ese momento. Ese fue el pedido de compromiso a las empresas.
Sin embargo, esto fue traducido como un nuevo sistema de importaciones que alarmó a muchos importadores pymes que no tienen posibilidades de financiarse en el exterior o posponer importaciones, y cuando se conoció esto, reventaron los teléfonos de la Secretaria de Comercio y se generó una sensación de pánico y caos gratuito.
P. ¿Cuál fue la respuesta de las empresas?
A.C.: Muchas empresas pudieron estirar los plazos de pagos, en la medida que lograron financiarse con los proveedores, y otras acordaron reducir compras al exterior en el primer trimestre. Nos encontramos en una situación donde algunas siguen colaborando y otras ya están en parámetros normales.
P. ¿Es cierto que a las empresas se les está pidiendo que para importar deben conseguir los dólares del exterior para lograr la autorización?
A.C.: No. Le repito, podemos pedir - si esta dentro de las posibilidades de las empresas - que extiendan los plazos de financiamiento.
P.: ¿Pero es obligatorio?
A.C.: No. De hecho, las empresas que podían contribuir en este sentido podían tener una consideración en alguna solicitud de importación.
P. En función de la menor actividad, ¿disminuyeron los pedidos de importación?
A.C. Nosotros esperamos para este año un crecimiento similar al del año pasado. Somos bastantes optimistas respecto a las condiciones de la economía para el segundo semestre.
En materia de demanda de importaciones, hoy obviamente, hay una reducción, los autos cayeron, los electrónicos. En algunos casos hubo caídas por menor producción, y en otros porque hubo una maduración de la política de sustitución de importaciones.
Esperamos un volumen de importaciones similar al año pasado, 74 mil millones de dólares.
P.: ¿Y la balanza comercial?
A.C.: La balanza comercial dependerá de cómo respondan las exportaciones. Tenemos buenos precios, una buena cosecha y una mejor relación cambiaria que debería generar un repunte de algunas exportaciones que venían disminuyendo.
También tenemos un mundo con un Brasil que está creciendo menos que el año pasado, con Europa creciendo poco y encima Argentina perdió la preferencia arancelaría de gran parte de los productos que exportaba a Europa. Por otro lado, hoy tenemos cerrado el mercado de las exportaciones de biodiesel a Europa.
Las exportaciones deberían repuntar porque también estamos con un programa muy agresivo de diversificación de exportaciones hacia mercados no tradicionales. El saldo de comercial depende de muchos factores. Por esto no aventuro una cifra de la balanza comercial para el año.
P: Hablando del proceso de sustitución de importaciones, ¿cómo evalúa el desempeño de Tierra del Fuego?
A.C.: Estamos trabajando con AFARTE (Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica) para lograr mayor integración nacional de los bienes que se fabrican en la isla. Sabemos que en algún tipo de productos es más fácil que en otros, por ejemplo, en aires acondicionados es más fácil que en celulares.
Acuerdo Mercosur - Unión Europea y disputas con la OMC
P: ¿Cómo se está preparando la Secretaria para la implementación del acuerdo Unión Europea - Mercosur?
A.C.: Recordemos que las negociaciones comenzaron en el año 99; luego hubo un intento en el 2004 que fracasó por una actitud poco flexible de la Unión Europea. En 2010 se relanzó la negociación y en el Mercosur hubo un conceso inicial con la lógica para alcanzar un acuerdo y que la UE brinde al bloque un trato especial y diferencial.
El Mercosur consolidó una oferta para presentar ante UE, que debía llevarse a cabo a fin de diciembre y fue pospuesta unilateralmente por la UE para mayo. La idea que se tiene es poder sentarnos hacia fines de mayo o principios de junio, para discutir nuestra propuesta.
P. ¿Cuáles son los puntos principales de la propuesta?
A.C.: Supone un nivel de apertura o liberalización que alcanza al 87% del comercio entre los bloques que está en línea con lo que es habitual en este tipo de negociaciones. Por lo cual, creemos que se logró una oferta que debería ser razonable a los fines de las expectativas de la Unión Europea.
P.: ¿Cree que finalmente se logrará el acuerdo?
A.C.: De acuerdo a mi percepción personal, hasta ahora no he visto una señal clara de la Unión Europea de brindarle al Mercosur todas estas garantías. Pero lo sabremos cuando nos sentemos a negociar.
P.: ¿Cómo está la situación de las demandas de la OMC?, ¿se va a continuar con las DJAI en caso de un fallo adverso?
A.C.: Estados Unidos, Japón y la Unión Europea - países que tienen una actitud proteccionista innegable - son los que llevaron el tema ante la OMC.
Acá aparece la primera hipocresía, que ellos lleven estos paneles.
Hemos cumplido con los pasos formales. En un mes estará el primer informe.
Para nosotros las DJAIs son un instrumento de gestión de riesgo aduanero y esto está contemplado dentro de lo que son las recomendaciones de la Organización Mundial de la Aduanas, que considera que los países tengan sistemas de presentación adelantada de información.
Por supuesto que el sistema es perfectible y, si el informe del Panel hace recomendaciones razonables, se verá.
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