por Nicolás Martín Cassanello
A fines de 2013 Ricardo Echegaray emitía una Disposición ómnibus (Disposición AFIP 531/2013), por la que aceptaba la renuncia de la Lic. Siomara Ayeran como titular de la Dirección General de Aduanas y designaba en su reemplazo al C.P.N. Carlos Sanchez.
Además, haciendo uso de la facultad de organización y dirección que establece el Decreto 618/1997, el Administrador Federal inventó el cargo de "Director de Aduanas Adjunto" (sic).
Las misiones y funciones de esta novedosa figura no se conocieron ni fueron inmediatamente definidas; su determinación fue supeditada al posterior dictado de un reglamento por parte del organismo recaudador.
Para ocupar el cargo, la mejor opción que seleccionó el titular de la AFIP fue la Licenciada Beatriz Paglieri, considerando que “posee acabada capacidad y formación en materia de comercio exterior” (considerando 5).
Desde un punto de vista orgánico funcional, el dictado del reglamento constituyó una verdadera innovación al intercalar la figura de la Dirección “a secas” entre la Dirección General de Aduanas y las 4 Subdirecciones Generales (de Control Aduanero, de Legal y Técnica, de Aduanas Metropolitanas y de Aduanas del Interior).
Ya en 2014, el rumbo fue reafirmado.
De pronto, el Poder Ejecutivo advirtió la presencia de un cuadro de creciente complejidad y alcance de las tareas encomendadas a la Dirección General de Aduanas en el marco de las políticas impulsadas por el gobierno nacional vinculadas con la administración estratégica del comercio exterior. De ahí que se encontró con la URGENTE necesidad omitir los trámites ordinarios previstos por la Constitución Nacional para la sanción de las leyes y decidió reforzar la conducción de la Aduana.
Para ello dispuso la creación de un Director General de Aduanas Adjunto con “funciones, misiones y atribuciones similares a las del Director General de Aduanas, con igual retribución y será designado y removido por Administrador Federal, conforme las facultades asignadas al mismo por el Artículo 4° del Decreto Nº 618/97.” (artículo 1 Decreto 212/2014).
Para terminar hacer las cosas de prolija manera, la Administración Federal de Ingresos Públicos dispuso el cese de funciones de Paglieri como Directora Adjunta (Disposición 70/2014) y la reasignó al nuevo cargo formalizado por el Ejecutivo Nacional. (Disposición 71/2014).
Habiendo transcurrido ya un par de meses desde la modificación a la estructura de la AFIP-DGA, son varios los aspectos que me llaman la atención:
1) Dos caciques.
El Ejecutivo entiende que para reforzar la conducción de un organismo, la máxima autoridad del mismo debe contar con la colaboración de... otro funcionario con sus MISMAS funciones y atribuciones.
No comparto el criterio adoptado.
Donde manda capitán no manda marinero. Y en un barco con dos capitanes existen más posibilidades de que se dicten órdenes confusas y duales, incompatibles o directamente contrarias. Se multiplican las chances de contar con roces entre las máximas autoridades y que los subordinados no reciban directivas claras.
Si la conducción de la Aduana requería alguna clase de refuerzo (definamos “refuerzo", por cierto), tal vez hubiera sido más acertado:
a. Mantener la estructura actual y designar nuevos colaboradores (nuevos Subdirectores Generales, quizás?)
b. Quitarle funciones y atribuciones al Director General y reasignarlas a un nuevo funcionario o cuerpo colegiado integrado por personas con suficiente idoneidad técnica para administrar y decidir asuntos aduaneros.
c. Mantener las funciones y atribuciones del Director General, pero creando una figura unipersonal o colegiada con facultades de decisión acotadas a ciertos asuntos, bajo la superintendencia del Director General.
2) Los nombres.
La designación de Carlos Sanchez viene a romper con una década de Directores Generales nacidos y formados dentro del mismo organismo aduanero (Echegaray, Tirabassi, Ayerán). Esta decisión, a priori no es buena ni mala. Entiendo que la eventual falta de conocimientos profundos en asuntos aduaneros puede ser suplida por una cierta estabilidad en el cargo que le permita tomar contacto con la materia.
El caso de la creación y designación del Director General Adjunto es diferente.
El Estado considera que hay urgente necesidad de reforzar la conducción de la aduana. Una rápida lectura de la situación indica que se requiere de una persona con profundo conocimiento o extensa experiencia de la materia aduanera, o una foja académica impecable. Si el elegido reuniera todos esos atributos, mejor.
La designación recayó en cabeza de Beatriz Paglieri.
Tratándose de un cuadro técnico tan caro a la temática aduanera, parece un verdadero despropósito haber esperado tanto tiempo para traerla a la DGA, y desperdiciar su tiempo en Papel Prensa, el Indec o la Secretaría de Comercio Exterior.
3) La rosca.
Todas las autoridades aduaneras con cargos políticos adhieren irrestrictamente al proyecto político del Gobierno nacional. Pero también es cierto que todos pertenecen a vertientes distintas. ¿Será acaso un sistema de frenos y contrapesos a-la-Montesquieu?
El organismo aduanero queda ahora gobernado por Sanchez (con pertenencia al espacio político del jefe de gabinete Jorge Capitanich) y por Paglieri (proveniente del ala dura de Guillermo Moreno). Además, Echegaray continúa manteniendo injerencia directa en la conducción del organismo, dado que los últimos años se ha ocupado de designar Subdirectores Generales aduaneros que le responden en forma personal y sin atajos.
¿De ahora en más habrá doble comando? ¿Triple comando? Habrá que ver cómo funciona este experimento.
4) La creciente complejidad del comercio exterior.
Ciertamente los avances tecnológicos y el avance de la globalización explican buena parte de la creciente complejidad del comercio global. Ello trae aparejado formas más sofisticadas de narcotráfico y otras mercaderías peligrosas (armas, no-mercaderías, etc.); se dificulta la detección del contrabando, se multiplican las maniobras tendientes a desvirtuar el contralor aduanero y evadir el pago de aranceles, y prolifera la falsificación y adulteración de mercaderías.
Todo ello es cierto, pero también es verdad que la creciente complejidad del comercio exterior argentino se debe a la so called administración estratégica del comercio exterior.
Cada día importadores, exportadores, profesionales, bancos y otras empresas deben armarse de paciencia para luchar contra la maraña burocrática pergeñada en la última década. Hoy día se encuentra totalmente desvirtuado y desmantelado el régimen de prohibiciones y controles legislado en el Código Aduanero (por cierto vigente).
Se multiplicaron los permisos/licencias/trámites previos al momento de la importación y exportación. A la fecha, la Secretaría de Comercio o el Banco Central pueden tener más peso en el cierre de las fronteras que la mismísima Aduana.
Esperemos que la flamante figura del Director Adjunto de Aduanas venga a restablecer el orden jurídico vulnerado (por el mismo Estado), extremando los controles donde corresponda, en forma selectiva e inteligente, y facilitando el comercio lícito que desarrolla la inmensa mayoría de los operadores.
5) El website.
Un llamado de atención para los administradores del website de AFIP, que a la fecha no reflejaron la presencia de Paglieri en el organismo (pese a que ya se encuentra actualizada la designación de la Licenciada Ayerán en la Subdirección General de Recursos Humanos). Como muestra de ello, se puede hacer clic en este enlace o en éste.
A fines de 2013 Ricardo Echegaray emitía una Disposición ómnibus (Disposición AFIP 531/2013), por la que aceptaba la renuncia de la Lic. Siomara Ayeran como titular de la Dirección General de Aduanas y designaba en su reemplazo al C.P.N. Carlos Sanchez.
Además, haciendo uso de la facultad de organización y dirección que establece el Decreto 618/1997, el Administrador Federal inventó el cargo de "Director de Aduanas Adjunto" (sic).
Las misiones y funciones de esta novedosa figura no se conocieron ni fueron inmediatamente definidas; su determinación fue supeditada al posterior dictado de un reglamento por parte del organismo recaudador.
Para ocupar el cargo, la mejor opción que seleccionó el titular de la AFIP fue la Licenciada Beatriz Paglieri, considerando que “posee acabada capacidad y formación en materia de comercio exterior” (considerando 5).
Desde un punto de vista orgánico funcional, el dictado del reglamento constituyó una verdadera innovación al intercalar la figura de la Dirección “a secas” entre la Dirección General de Aduanas y las 4 Subdirecciones Generales (de Control Aduanero, de Legal y Técnica, de Aduanas Metropolitanas y de Aduanas del Interior).
Ya en 2014, el rumbo fue reafirmado.
De pronto, el Poder Ejecutivo advirtió la presencia de un cuadro de creciente complejidad y alcance de las tareas encomendadas a la Dirección General de Aduanas en el marco de las políticas impulsadas por el gobierno nacional vinculadas con la administración estratégica del comercio exterior. De ahí que se encontró con la URGENTE necesidad omitir los trámites ordinarios previstos por la Constitución Nacional para la sanción de las leyes y decidió reforzar la conducción de la Aduana.
Para ello dispuso la creación de un Director General de Aduanas Adjunto con “funciones, misiones y atribuciones similares a las del Director General de Aduanas, con igual retribución y será designado y removido por Administrador Federal, conforme las facultades asignadas al mismo por el Artículo 4° del Decreto Nº 618/97.” (artículo 1 Decreto 212/2014).
Para terminar hacer las cosas de prolija manera, la Administración Federal de Ingresos Públicos dispuso el cese de funciones de Paglieri como Directora Adjunta (Disposición 70/2014) y la reasignó al nuevo cargo formalizado por el Ejecutivo Nacional. (Disposición 71/2014).
Habiendo transcurrido ya un par de meses desde la modificación a la estructura de la AFIP-DGA, son varios los aspectos que me llaman la atención:
1) Dos caciques.
El Ejecutivo entiende que para reforzar la conducción de un organismo, la máxima autoridad del mismo debe contar con la colaboración de... otro funcionario con sus MISMAS funciones y atribuciones.
No comparto el criterio adoptado.
Donde manda capitán no manda marinero. Y en un barco con dos capitanes existen más posibilidades de que se dicten órdenes confusas y duales, incompatibles o directamente contrarias. Se multiplican las chances de contar con roces entre las máximas autoridades y que los subordinados no reciban directivas claras.
Si la conducción de la Aduana requería alguna clase de refuerzo (definamos “refuerzo", por cierto), tal vez hubiera sido más acertado:
a. Mantener la estructura actual y designar nuevos colaboradores (nuevos Subdirectores Generales, quizás?)
b. Quitarle funciones y atribuciones al Director General y reasignarlas a un nuevo funcionario o cuerpo colegiado integrado por personas con suficiente idoneidad técnica para administrar y decidir asuntos aduaneros.
c. Mantener las funciones y atribuciones del Director General, pero creando una figura unipersonal o colegiada con facultades de decisión acotadas a ciertos asuntos, bajo la superintendencia del Director General.
2) Los nombres.
La designación de Carlos Sanchez viene a romper con una década de Directores Generales nacidos y formados dentro del mismo organismo aduanero (Echegaray, Tirabassi, Ayerán). Esta decisión, a priori no es buena ni mala. Entiendo que la eventual falta de conocimientos profundos en asuntos aduaneros puede ser suplida por una cierta estabilidad en el cargo que le permita tomar contacto con la materia.
El caso de la creación y designación del Director General Adjunto es diferente.
El Estado considera que hay urgente necesidad de reforzar la conducción de la aduana. Una rápida lectura de la situación indica que se requiere de una persona con profundo conocimiento o extensa experiencia de la materia aduanera, o una foja académica impecable. Si el elegido reuniera todos esos atributos, mejor.
La designación recayó en cabeza de Beatriz Paglieri.
Tratándose de un cuadro técnico tan caro a la temática aduanera, parece un verdadero despropósito haber esperado tanto tiempo para traerla a la DGA, y desperdiciar su tiempo en Papel Prensa, el Indec o la Secretaría de Comercio Exterior.
3) La rosca.
Todas las autoridades aduaneras con cargos políticos adhieren irrestrictamente al proyecto político del Gobierno nacional. Pero también es cierto que todos pertenecen a vertientes distintas. ¿Será acaso un sistema de frenos y contrapesos a-la-Montesquieu?
El organismo aduanero queda ahora gobernado por Sanchez (con pertenencia al espacio político del jefe de gabinete Jorge Capitanich) y por Paglieri (proveniente del ala dura de Guillermo Moreno). Además, Echegaray continúa manteniendo injerencia directa en la conducción del organismo, dado que los últimos años se ha ocupado de designar Subdirectores Generales aduaneros que le responden en forma personal y sin atajos.
¿De ahora en más habrá doble comando? ¿Triple comando? Habrá que ver cómo funciona este experimento.
4) La creciente complejidad del comercio exterior.
Ciertamente los avances tecnológicos y el avance de la globalización explican buena parte de la creciente complejidad del comercio global. Ello trae aparejado formas más sofisticadas de narcotráfico y otras mercaderías peligrosas (armas, no-mercaderías, etc.); se dificulta la detección del contrabando, se multiplican las maniobras tendientes a desvirtuar el contralor aduanero y evadir el pago de aranceles, y prolifera la falsificación y adulteración de mercaderías.
Todo ello es cierto, pero también es verdad que la creciente complejidad del comercio exterior argentino se debe a la so called administración estratégica del comercio exterior.
Cada día importadores, exportadores, profesionales, bancos y otras empresas deben armarse de paciencia para luchar contra la maraña burocrática pergeñada en la última década. Hoy día se encuentra totalmente desvirtuado y desmantelado el régimen de prohibiciones y controles legislado en el Código Aduanero (por cierto vigente).
Se multiplicaron los permisos/licencias/trámites previos al momento de la importación y exportación. A la fecha, la Secretaría de Comercio o el Banco Central pueden tener más peso en el cierre de las fronteras que la mismísima Aduana.
Esperemos que la flamante figura del Director Adjunto de Aduanas venga a restablecer el orden jurídico vulnerado (por el mismo Estado), extremando los controles donde corresponda, en forma selectiva e inteligente, y facilitando el comercio lícito que desarrolla la inmensa mayoría de los operadores.
5) El website.
Un llamado de atención para los administradores del website de AFIP, que a la fecha no reflejaron la presencia de Paglieri en el organismo (pese a que ya se encuentra actualizada la designación de la Licenciada Ayerán en la Subdirección General de Recursos Humanos). Como muestra de ello, se puede hacer clic en este enlace o en éste.
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