por Nicolás Martín Cassanello
Los romanos dividían los meses en tres momentos fundamentales, de acuerdo con fases de la luna.
Las calendas eran el primer día del mes y correspondían al novilunio; era la única fecha que se mantenía inamovible, a diferencia de las otras dos que se podían adelantarse o atrasarse.
Las nonas referían al cuarto creciente lunar y ocurrían nueve días antes de los idus; eran el día 5, excepto en los meses de marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 7.
Por último, los idus aludían al plenilunio y eran el día 13, salvo en los meses de marzo, mayo, julio y octubre que eran el día 15.
Hablando de estos últimos, resulta inevitable referirse a la trágica muerte de Julio Cesar a manos de un grupo de conspiradores en el Senado. Resuena todavía la advertencia del adivino “¡Cuídate de los idus de marzo!”, desestimada por el emperador camino al impensado patíbulo.
Pese a tan infausto antecedente, en los tiempos de Roma se creía que los idus eran días de buenos augurios; designaban la luna llena, el cenit a partir del cual sobrevenía el ocaso del mes. Como si desde lo alto de la noche, ese disco plateado extendiera invisibles hilos de bienaventuranza sobre las gentes.
Ya de regreso en la actualidad, desde mediados de mayo se vienen sucediendo buenas nuevas relacionadas con la terminal portuaria santafesina, sugiriendo que las favorables influencias para esta época permanecen intactas.
Así, en las pridies (vísperas) idibus-el 13 de mayo- el Concejo Deliberante de la ciudad de Santa Fe se expresó en forma unánime, manifestando su preocupación por las demoras en obtener recursos acordados con Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (FONPLATA), los que se emplearán para la reactivación y traslado del puerto de Santa Fe.
Los ediles resolvieron por unanimidad solicitarles a las autoridades provinciales que refuercen sus energías “para lograr agilizar el trámite para la remisión de los fondos.”
Apenas unos días más tarde, la Cámara de Diputados de la Provincia se hizo eco del reclamo formulado por el Concejo santafesino, y se formuló un pedido formal al Ejecutivo para que refuerce e intensifique las gestiones para obtener los fondos del FONPLATA, “teniendo en cuenta la importancia logística de la nueva zona portuaria y futuras conexiones comerciales, enclavado en el corazón del corredor bioceánico”.
Bien por los ediles y diputados; por posponer apetencias sectoriales partidarias y lograr una decisión unánime, por involucrarse en proyecto estratégico para la ciudad y la región.
En respuesta a estos planteos, el ministro de Economía de la provincia Angel Sciara indicó que el proyecto original sometido a estudio del FONPLATA “había quedado ceñido a un puerto de agrograneles, en tanto que la idea de las entidades productivas era la de una estación multipropósito -de mayor espectro y utilidad-, y resaltó que la tramitación de ese cambio de enfoque requiere de una serie de pasos que también impactan sobre los tiempos originariamente previstos”, según informa El Litoral aquí. Agregó el funcionario que “se están enviando las respuestas y aclaraciones requeridas; anunció una próxima visita del gobierno al organismo con sede en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, y adelantó que invitarán a las entidades productivas a acompañarlos.”
Por otro lado, el 18 de mayo comenzó la carga de barcazas con cereal almacenado en los silos de la estación portuaria. Se trató de un verdadero acontecimiento, ya que no encontramos antecedentes de operaciones similares en unos… 6 años. Parece mentira que una estación de transferencia de carga sea noticia por cumplir con su cometido.
Si bien los depósitos se vienen colmando en los últimos años, es la primera vez en mucho tiempo que se encuentran totalmente ocupadas las 56 mil toneladas de capacidad.
Evidentemente, esto constituye un dato positivo. Sin embargo, creo que el punto a destacar radica en que dichos contratos -concertados con la Asociación de Cooperativas Argentinas C.L.- se acordó que la salida de la mercadería se produjera por vía fluvial. De la misma manera, en los próximos días también comenzaría a embarcarse mercadería de la Asociación Federada de Agricultores. Con los hechos ya consumados, reconozco mi escepticismo cuando escuché al presidente del E.A.P.S.F. informando sobre estos acuerdos en el IV Encuentro sobre Transporte Fluvial.
También el mismo día se produjo la carga de contenedores de la firma Sadesa con cueros exportados a China, previo transbordo en el puerto de Montevideo. La salida de la mercadería se produjo en el mismo vapor que, días antes, desembarcó productos electrónicos para la firma LG Electronics.
Punto para el manejo comercial de la gestión actual.
Habrá sido un pagano sortilegio lunar, o bien una coincidencia, o una mera racha positiva. Lo cierto es que por un momento el puerto, dejó de ser un bonito “emprendimiento inmobiliario” para convertirse en el nodo logístico que la ciudad y la región necesitan.
Así se fue Maius; con las calles engalanadas de celeste y blanco, y el puerto vestido con el “overol”. Festejos por partida doble.
Es increíble lo que los Romanos aprendieron de las estrellas.
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