por Emiliano Galli (*)
Como bien señala Nicolás Cassanello en su blog Portoria, la llegada del verano sólo significa una cosa para los operadores de comercio exterior: "Un festival de reglamentos, una especie de carnaval carioca normativo que despabila a todos los operadores acodados en la barra, agobiados por el año que se aleja".
La sucesión de normas encontró su cenit en la resolución que derogó un régimen de doloroso recuerdo para importadores y despachantes, las DJAI, sólo para ser reemplazada por un régimen prácticamente idéntico, el SIMI, según comenta la abogada y despachante de aduana Gisela Florio en la página 7 de esta edición.
La apuesta del gobierno es clara: jugar con la expectativa gigantesca que genera la semántica. Cambiemos todo. El operador, el inversor, el empresario presume, esperanzado, que los cambios serán para bien. Lo mismo precisa José Nogueira, también en estas páginas, al explorar las bondades de otro "cambio", el del tipo de cambio, que levó anclas y ahora flota administrado por el Banco Central.
Hasta el titular de la AFIP , Alberto Abad , al anunciar junto con el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay el fin de un blanqueo "que tuvo nueve prórrogas y que sólo obtuvo 2495 millones de dólares de los 5000 millones que preveía" (es decir, menos del 50% esperado para polémico indulto sin costo fiscal) casi desliza que tal blanqueo habría sido analizado (o podría volver a serlo) por la actual administración, porque el nuevo contexto es un "cambio" rotundo, trascendental y copernicano respecto de los atropellos institucionales y afrentas al mercado perpetrados por la administración deficitaria de Cristina Kirchner .
Como sea, volvieron las licencias autorizadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) para importar, y el comercio exterior dejará de ser administrado para ser monitoreado. De nuevo, toda expectativa debe evaluarse a la luz de los resultados. Por ahora es muy pronto, demasiado para los renacentistas amarillos que, de tanto alimentar con expectativas de cambio de forma y fondo, engolosinaron a toda la comunidad del comercio y los negocios.
Una cosa es cierta: aproximadamente 1400 posiciones arancelarias deberán pasar por el proceso de presentación de licencias no automáticas, es decir, el 12,4% del universo comprendido en el nomenclador común.
El mejor cambio de Cambiemos será, y en parte lo están demostrando (y deberán seguir haciéndolo), el "cambio justo": flexibilizar el ingreso del 80% de los insumos para la industria sin descuidar los insumos y el empleo local para la industria.
(*) Columna publicada el 5/1/2015 en La Nación, y se puede consultar en este enlace.
P.D. ¡MUCHAS GRACIAS EMILIANO POR LA CITA! Un fuerte abrazo.
Como bien señala Nicolás Cassanello en su blog Portoria, la llegada del verano sólo significa una cosa para los operadores de comercio exterior: "Un festival de reglamentos, una especie de carnaval carioca normativo que despabila a todos los operadores acodados en la barra, agobiados por el año que se aleja".
La sucesión de normas encontró su cenit en la resolución que derogó un régimen de doloroso recuerdo para importadores y despachantes, las DJAI, sólo para ser reemplazada por un régimen prácticamente idéntico, el SIMI, según comenta la abogada y despachante de aduana Gisela Florio en la página 7 de esta edición.
La apuesta del gobierno es clara: jugar con la expectativa gigantesca que genera la semántica. Cambiemos todo. El operador, el inversor, el empresario presume, esperanzado, que los cambios serán para bien. Lo mismo precisa José Nogueira, también en estas páginas, al explorar las bondades de otro "cambio", el del tipo de cambio, que levó anclas y ahora flota administrado por el Banco Central.
Hasta el titular de la AFIP , Alberto Abad , al anunciar junto con el ministro de Hacienda Alfonso Prat Gay el fin de un blanqueo "que tuvo nueve prórrogas y que sólo obtuvo 2495 millones de dólares de los 5000 millones que preveía" (es decir, menos del 50% esperado para polémico indulto sin costo fiscal) casi desliza que tal blanqueo habría sido analizado (o podría volver a serlo) por la actual administración, porque el nuevo contexto es un "cambio" rotundo, trascendental y copernicano respecto de los atropellos institucionales y afrentas al mercado perpetrados por la administración deficitaria de Cristina Kirchner .
Como sea, volvieron las licencias autorizadas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) para importar, y el comercio exterior dejará de ser administrado para ser monitoreado. De nuevo, toda expectativa debe evaluarse a la luz de los resultados. Por ahora es muy pronto, demasiado para los renacentistas amarillos que, de tanto alimentar con expectativas de cambio de forma y fondo, engolosinaron a toda la comunidad del comercio y los negocios.
Una cosa es cierta: aproximadamente 1400 posiciones arancelarias deberán pasar por el proceso de presentación de licencias no automáticas, es decir, el 12,4% del universo comprendido en el nomenclador común.
El mejor cambio de Cambiemos será, y en parte lo están demostrando (y deberán seguir haciéndolo), el "cambio justo": flexibilizar el ingreso del 80% de los insumos para la industria sin descuidar los insumos y el empleo local para la industria.
(*) Columna publicada el 5/1/2015 en La Nación, y se puede consultar en este enlace.
P.D. ¡MUCHAS GRACIAS EMILIANO POR LA CITA! Un fuerte abrazo.
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